Vórtice

Granjas de niños: La explotación de la Mujer y bebés

La ciudad de Kiev, capital de Ucrania, se convirtió en el “útero loco del mundo” ya que es uno de los lugares más económicos para este infame comercio, se venden los niños entre 40 y 60 mil euros, frente a los 120 mil dólares en EE.UU. o en Canadá

Por Dr. Jorge Ballesteros

Leyeron bien, granjas de niños no de pollos, sí, vivimos en un mundo distópico, de pesadilla, en que la corriente dominante es el cientificismo y el relativismo moral,   en que los niños son productos de vientres de alquiler o úteros subrogados según el eufemismo que usan para disfrazar el hecho de utilizar a las mujeres como simples vasijas o recipientes para gestar durante 9 meses a un niño por encargo y después venderlos a un precio fijado como si fuera un pollo o simple objeto, solo mercancía que se vende al mejor postor.

Se niega que sea un ser humano con un alma inmortal, una persona de carácter espiritual con la más alta dignidad entre todos los seres de la naturaleza, alguien que es un fin en sí mismo, no un medio. No se admite que la dignidad de la persona tiene un valor incondicional, del que no se puede disponer, especialmente al inicio de la vida humana. 

Bebés como mercancía

Vientres de alquiler es una práctica cada vez más extendida, significa llanamente la compra y venta de mujeres como método de inseminación artificial. La mujer se convierte en una fábrica prestadora de su vientre por un contrato económico y los hijos resultantes son tratados como mera mercancía.

Estas granjas de niños existen para que parejas que no pueden concebir o mujeres que no quieren que se deforme su cuerpo, o parejas de homosexuales o lesbianas cuya relación es necesariamente estéril, contraten los úteros de estas pobres mujeres y puedan comprar un niño. Algo parecido al comercio carnal en el prostíbulo, en que por unos pesos se puede disponer del cuerpo de la mujer.

Quieren convencernos de que las mujeres son vendibles y comprables, despojándolas de su valor como seres humanos, cosificándolas, viéndolas como medios y no como fines, legitimando cualquier violencia contra ellas, pero, ¿se puede comprar todo, en términos éticos? ¿El hecho de la libertad individual justifica que lo compremos todo?

“La tecnología médica ha logrado que el útero se convierta en un espacio público transitable y negociable, fragmentando la experiencia corporal femenina e ignorando la identidad global de la mujer (además de anular el rol y el lugar del padre)”.

Rentar un vientre en Kiev

La ciudad de Kiev, capital de Ucrania se convirtió en el “útero loco del mundo” ya que es uno de los lugares más económico en que se realiza este infame comercio, se venden los niños entre 40 y 60 mil euros frente a los 120 mil o 150 mil dólares que puedas estar gastando en EE.UU. o en Canadá. Es un negocio internacional que mueve 6,000 millones de dólares al año en donde solo un 0.5% es lo que recibe la madre que renta el útero.

Las madres que gestaron al niño además pierden todos los derechos sobre sus hijos y deben someterse a las condiciones que les exigen. Tienen todos los derechos sobre que come esta mujer mientras está embarazada, el que no tenga relaciones sexuales, la sacan de su lugar donde viven para llevarlas a estas granjas y ahí les dan un menú determinado.

En el caso de que haya embarazos múltiples, y luego a lo mejor estas personas que la contrataron digan que no quieren dos hijos, sino que quieren uno, tienen la potestad para que se haga un aborto a esta mujer.

Pisotean derechos humanos

En estas granjas también utilizan técnicas de secta, a las que desprograman en el cerebro de estas madres al decirles a estas mujeres que ellas solo son los objetos donde están residiendo esas nuevas vidas pero que no son sus madres, y donde su único objetivo es que esa madre se embarace y que luego entregue esa mercancía en perfecto estado.

Porque se dan casos en que vienen criaturas con malformaciones, llegan a nacer y esos “padres y madres” que tanto querían a sus criaturas, dicen que no, que no las quieren, entonces esto es denigrante.

Estamos hablando de mujeres a las que el proceso siempre es a través de una cesárea porque es muy cómodo para estos compradores de bebés decir “tengo esta fecha”.  Bueno pues que lleguen en esa fecha con su avión tranquilitos y en el mismo quirófano se le arranca ese niño a esa madre y se entrega a estas personas. 

Además hay colas, hay listas de espera porque no hay suficientes mujeres en todo el mundo que quieran prestarse a esta barbaridad, bueno pues nos encontramos con un blanqueamiento y marketing de reproducción y de explotación reproductiva bestial,  a través de personajes públicos muy famosos como Kike Sarasola, Miguel Bosé, como Ricky Martín, Cristiano Ronaldo, Miguel Poveda, Tamara Gorro, es decir gente que tiene dinero y su deseo de hacerlo posible, por encima de pisotear los derechos humanos.

Ellos eligen a la carta a la madre y luego eligen si quieren uno o dos niños, con ojos azules. Es decir tienen un catálogo como cuando se va a comprar un perro a una exposición canina, pues es lo mismo.

Realmente no quieren un hijo, si lo quisieran, un hijo o una hija, podrían recurrir o bien a la acogida o a la adopción, que eso es totalmente legal y porque eso es hacer familia.

Es el menor el que tiene derecho a tener una familia y por tanto eres tú el que se la das, porque tienes tanto deseo de ser padre o madre a diferencia de aquellos y aquellas que tienen dinero y que pueden comprar lo que sea, lo más rápido y lo más fácil, saltándose la ley se van a estos países donde hay estas granjas de niños.

Explotación de la mujer

La maternidad de alquiler, más conocida como vientres de alquiler o gestación por sustitución, no constituye ningún progreso ni avance social. Por el contrario, no es sino una nueva forma de explotación de la mujer y tráfico de personas que convierte a los niños en productos comerciales.

Supone, por tanto, una flagrante violación de la dignidad tanto de la madre, como del niño.

La persona constituye el fundamento de los derechos humanos, si no se admite la realidad personal humana, no se comprende que el hombre tenga derecho alguno.