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La familia Romero, doblemente víctima: reclaman justicia

Por Gerardo Moreno

Hace 16 días la vida de la familia Romero se convirtió en una pesadilla de la cual no han podido despertar, pues no solo les arrebataron literalmente de golpe a un padre, un esposo y a un abuelo, quien murió atropellado, sino que también a partir de ahí han tenido que enfrentar una tramitología burocrática que ya causó secuelas emocionales y económicas.

El calvario comenzó la mañana del 30 de agosto cuando el señor Jesús Romero Bojórquez, de 67 años, como acostumbraba, salió de su casa en la Colonia Emiliano Zapata a vender dulces, frituras y refrescos en el Centro de Salud «Zapata 1». Sin embargo, para llegar ahí tenía que atravesar el bulevar Solidaridad.

El problema fue que al hacerlo murió atropellado, según los reportes policiacos, aproximadamente a las 9:15 horas de la mañana el señor Jesús fue arrollado por un auto rojo que conducía una joven de 24 años, cuando cruzaba el bulevar Solidaridad, entre Navolato y Perico, el golpe lo empujó a otro carril donde un auto banco, conducido por un señor de 44 años, lo volvió a impactar y lo arrastró por 15 metros, provocándole la muerte instantánea.

Hoy, a más de dos semanas del accidente, al interior de su casa aún se están los dulces y confiterías que él vendía. Al otro lado de la sala, la familia colocó una mesa cubierta con un mantel blanco, pétalos de rosas, un par de velas, un vaso de agua, un crucifijo, varios arreglos florales del sepelio que ya lucen marchitos y el cuadro del señor Jesús.

Su hija Margarita, platica que es la última fotografía que le tomaron en vida y que es la única forma de verlo como realmente él era, ya que el sepelio tuvo que ser de ataúd cerrado pues el rostro de su padre quedó desfigurado y el cráneo totalmente abierto.

En ese lugar sus familiares y amigos rezan un novenario para pedir por su eterno descanso, mientras buscan vivir con el dolor de su partida y ahora luchan contra contra un aparato burocrático que no les hace justicia.

Doblemente víctimas

José Portolés, yerno de la víctima, acusa la lentitud de la Fiscalía y el tormentoso laberinto burocrático.
José Portolés, yerno de la víctima, acusa la lentitud de la Fiscalía y el tormentoso laberinto burocrático.

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada la hija de Jesús Romero nos comenta que no podrán platicar con Primera Plana pues el recuerdo y el dolor que generó esta tragedia aún está vivo.

Entonces nos atiende su esposo, José Portolés Pérez, quien nos explicó que la familia ha sido doblemente víctima, ya que por un lado les quitaron a un padre, un esposo y un abuelo, algo que dejará secuelas a nivel emocional muy fuertes y por otro ven que han matado a una persona y que no pasa nada, donde ven que la justicia no está de su parte: “eso duele más”.

Su suegro era pensionado del Seguro Social, sin embargo, como eso no le alcanzaba para pagar las cuentas, comprar alimento y mantener a su esposa, quien sufre de una discapacidad motriz, vendía dulces alrededor del Centro de Salud.

“Su desgracia es que la zona donde vive, para cruzar el periférico hay que desplazarse o medio kilómetro al norte o medio kilómetro al sur, y cruzó por una zona donde cruza todo el mundo en el barrio, que es donde debería haber un paso peatonal que no existe, ahí cruza toda la gente del barrio Emiliano Zapata y no es la primera víctima mortal ahí”.

A Don Jesús le sobreviven cuatro hijos, cada uno tiene su familia y cuida a sus propios hijos, incluso el niño de Margarita tiene un grado del síndrome de asperger, y por eso requiere gran parte de su atención y ahora ya no tiene a su abuelo para ayudarlo.

Falla la actuación policial

En este caso, José Portolés, comentó que pareciera que las autoridades están “arregladas” con la empresa donde trabaja el conductor del segundo automóvil (quien fue la persona que le dio el golpe más fuerte a su suegro), ya que han tenido que hacer muchos trámites burocráticos muy enredosos y no se le ha acusado o detenido a los conductores por haber matado a una persona.

“Arrollar a un cuerpo humano, aún con vida, que se queda enganchado debajo del vehículo y arrástralo por el asfalto por varios metros es un delito, porque según tengo entendido las leyes de tránsito dicen que en un bulevar la velocidad máxima permitida es 60 kilómetros por hora y ese tipo de golpe indica una velocidad de entre 90 y 100 kilómetros y en el mundo democrático eso se llama delito. Un accidente de ese tipo con consecuencias fatales se llama delito”, indicó.

El colmo, dijo, es que a dos semanas del accidente ni siquiera les han regresado las pertenencias que el señor Jesús traía consigo, donde se incluye la credencial para votar necesaria para los trámites de la pensión que su esposa no ha podido recibir.

Precisó que esta situación ya no solo está trayendo secuelas emocionales sino también económicas, por ejemplo, su esposa perdió su empleo por todas las veces que tuvo que faltar para dar las vueltas de los trámites legales de su padre.

A pesar de esta tragedia y coraje por la forma de actuar de las autoridades, la familia Romero intenta salir adelante apoyándose entre ellos, con sus amigos y vecinos. Mientras tanto, no pararán en buscar, por los todos los medios disponibles, alcanzar la justicia para el señor Jesús y también tratar que esa tragedia no la vuelva a sufrir otra familia de la Emiliano Zapata.