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Nueva oportunidad de leer “Matar”

Por Gerardo Moreno

Un retrato crudo y cruel, como la misma muerte, es lo que el lector encontrará en el libro “Matar, crónicas desde el

Carlos Sánchez, autor de “Matar, crónicas desde el infierno”.

infierno”, escrito por el sonorense Carlos Sánchez. Una publicación que Editorial Proceso reimprimió, ahora con 10 nuevas historias.

El periodista y escritor sonorense, que ha publicado más de 12 libros de diferentes géneros, nos dio entrevista haciendo una pausa mientras hacía trabajos de carrocería en un taller de la colonia Paseo de los Ángeles, donde sentado en una silla playera y con una autenticidad clara, platicó sobre su libro Matar.

“Es un trabajo de investigación de campo que hice durante varios años, tanto en las cárceles como en el exterior, algunas veces me fui relacionando en la amistad con asesinos, provengo de un barrio conflictivo donde habita la delincuencia como cultura…

“Yo siento que el periodista o el escritor es un voyerista también de los acontecimientos que se viven al límite, yo siento que nos inquieta también como escritores, como espectadores, como seres humanos, lo trascendental de la vida y siento que un asesino vive su vida al límite”.

Así comenzó a redactar “Matar”, un libro de crónicas donde relata las entrevistas y platicas que sostuvo con diferentes personas condenadas de asesinato. Tratando de responder una pregunta, ¿qué circunstancias llevan a alguien a arrebatarle la vida a otro?

“Ese fue el punto de partida, decir qué pasa por la mente de un asesino, cómo lo vive, cómo vive los años sucesivos después de haber quitado vida y bajo una premisa fundamental, si una persona mata yo también puedo matar no, porque puede ser algo irracional o algo premeditado, pero si un ser humano tiene las capacidades de, creo que todos las tenemos, todo depende de la circunstancia”.

Investigó durante seis años consiguiendo las historias, algo que implicó un trabajo lento de visitar y ganarse la confianza de los entrevistados para que platicaran con él, ya que afirmó, si tratas de platicar con un asesino, un condenado, hay un alto porcentaje que no te cuente su verdad de buenas a primeras.

“Fue un proceso lento de seducción, de hacerlo mi compa primero, por eso te digo esta perversidad de uno como periodista, como curioso, como morboso, pero de pronto dices quién soy yo para indagar, pues soy alguien que ejerce el periodismo y la literatura… Cuando llegó el momento de cercanía y una intimidad, cuando ya te echaste un café con este asesino, cuando ya le prestaste un libro, cuando ya te contó una anécdota, cuando ya te dio indicios de su vida, es cuando ya dices, órale, tengo esta propuesta”.

Siempre establecía una premisa, que le contaran su historia que iría publicada en un libro, y el ofrecimiento era cuidar la identidad de la persona. Aunque dijo hubo casos de personas que quisieron que apareciera su nombre o su apodo, tal cual.

“En un impulso perverso de mi parte y curioso, morboso incluso, me dije quiero saber qué pasa en la mente de un asesino; y quiero obviamente, como escrito o como periodista, quiero establecer un puente entre el asesino y el posible lector”.

Platicó que cómo sociedad, de manera natural, juzga un acontecimiento y le da total validez a una nota roja de tres párrafos donde se dice que un imputado asesinó a otra persona. Sin reflexionar en el porqué.

“Esto te lo digo pensando de un chavito que venía de Nogales, cuando lo vi jugando y vi cómo volaba, le pregunté ¿tú por qué vienes? ‘por asesinato’. Entonces me contó así ágilmente: mi mamá tenía una fonda, un vato que iba al otro lado no pudo pasar, lo deportaron, se quedó a vivir ahí con mi jefa en la fonda a ayudarle, y de repente mi carnalita me dijo que ese vato la había violado, entonces yo agarré un puñal y lo maté… Entonces eso es lo que quise retratar, cuál es la circunstancia, por qué una persona mata, y ese es el contenido de Matar”.

Tercera edición

“Matar, Crónicas desde el infierno”, fue escrito en 2011 luego de seis años de investigación. Ese mismo año ganó el concurso de Libro Sonorense y fue catalogado por el escritor Sergio González, del Diario Reforma, como uno de los mejores libros del 2011.

En 2013 se realizó una segunda edición y este junio Editorial Proceso lanzó la tercera edición, lo que es una señal que el libro sigue gustando.

“Me da mucha alegría porque siento que el libro se defiende, yo he escrito y publicado varios libros, más de una decena, 12, 13, diferentes géneros y a Matar curiosamente es al que le ha ido mejor, yo me pregunto por qué en que consiste, siento que es eso porque es un libro que paradójicamente habla de la muerte, pero es un libro vital”.

Matar habla de la vida de estos personajes, los retrata a nivel más profundo y por eso sigue gustando a lectores y editores, porque contiene entraña, pasión, extremos, y habla de las características de los personajes.

La invitación de Carlos Sánchez es darse la oportunidad de leer Matar, bajo la responsabilidad de cada uno: “si es un libro que me parece que puede espantarte, aunque podríamos decir que no porque a estas alturas de nuestra vida ya la nota roja y los crímenes nos han rebasado… sin embargo este libro el tratamiento que contiene es mucho más profundo, entonces sí dense la oportunidad de tenerlo entre sus manos, ustedes dirán si continúan con la lectura o la abdican”.

Seguir escribiendo

Este mismo año, Carlos Sánchez publicó la novela “Para ti no habrá sol”, la cual habla de los Yaquis de la colonia La Matanza. Además, en estos momentos está trabajando en una autobiografía.

“Tengo 50 años y siento yo que es momento de escribir la autobiografía no, que va a ser como un legado, no sé si para los hijos o para los mismos lectores que uno ha ido acumulando, en el paso de esta carrera”.

Sin duda, dijo, seguirá regresando de alguna u otra manera a la escritura:

“Cuando la literatura o la palabra te toma como una presa es muy difícil que te salves o te escapes, uno puede descansar un día o dos, pero ya después te va a llegar el desasosiego y la misma literatura te va a llamar y te va a decir siéntate y anda. Ya es como una vocación y como una condición inocua en uno. Siempre estamos escribiendo por fortuna”.